tengo
un verso suelto para obsequiar a la orquesta de los últimos
náufragos
tengo
un verbo en adobo para registrar las alturas del oficio del hambre
y
para cuando el miedo arrase la lúcida espera de los sueños
minerales
tengo
una estrella de fuego para que incendie la noche y riegue de plata
los corazones
tengo un espíritu libre que pernocta en la playa
junto
a los barcos hundidos de frustradas expediciones
tengo
un termómetro de imprecisas secuencias
y
una edad que proyecta su sombra sobre los rascacielos
he
bebido en la fuente de las siete verdades
y
he dado cuerda al reloj del movimiento obrero
he
querido estar con vosotros y asumir los cargos
que
la historia señala de rojo en los calendarios
sé
que aún quedan jornadas de increíble desvelo
donde
es posible que rocemos la virtud de la justicia
con
nuestras manos de barro
y de sangre escarchada
y de sangre escarchada
para
ese día hermanos
para
ese amanecer de abrazos y rebeldía
guardo
una canción hermosa
como un sol al final del aguacero
como un sol al final del aguacero
1 comentario:
Es un gusto leerte, Emiliano. Un abrazo.
Publicar un comentario