domingo, 6 de noviembre de 2022

poema de la emancipación

                                                                Foto: Maya Deren


dónde están quienes aman lo imprevisible
quienes viven enamorados de un sueño
aunque ese sueño sea la vida

sin himnos
sin pistolas

un gesto
una mirada
una canción es suficiente
es suficiente
el leve roce del crepúsculo

reflejos de neón
ciegan mis alas

ya no me importa morir
he perdido el miedo
ahora patroncito
nada puedes contra mí
nada contra mi hermana

tengo la certeza
el desafío
del campesino
que con su arado
día a día va labrando
el perfil de su destino

negra es la noche
la luna es mía

 

Escritura

 

                                                 Poema-imagen de elaboración propia EGP


ANA PÉREZ CAÑAMARES

"Escribo porque mi madre no escribía; escribo porque no tengo jardín ni perro y vivo en un lugar sin mar; escribo porque mi voz y sus ecos me hacen compañía; porque soy un laboratorio y quiero difundir los resultados de mis experimentos; porque, siempre, después de analizarme, levanto la cabeza y observo dónde me coloca lo que he visto, y esto también tengo que escribirlo; escribo para decir “yo también” o para preguntar “¿tú también?”. Escribo para saber si tengo que perdonarme, pedir disculpas o exigir responsabilidades. Escribo para ser agradecida y también para cagarme en todo lo que se menea. Escribo porque sé hacer otras cosas, pero ésta es la que elijo y la que siempre me espera. Escribo para rescatar aquello en lo que quiero creer, lo que no puedo olvidar; para salvar mi voz del barullo. Escribo porque entiendo a Virginia Woolf, a Anne Sexton, a Sylvia Plath, pero yo quiero sobrevivir y seguir escribiendo. Escribo porque quiero que se sepa con qué fuerza lo intenté, y con qué fervor lo intentaron otros. Para hacer del fracaso un lugar habitable. Escribo para no dejarme invadir y colonizar. Escribo para ser la primera en acusarme de falsedad o hipocresía o cobardía, antes de que lo hagan los que se fortalecen acusando a los otros. Escribo porque no sé gritar sin quedarme afónica. Escribo porque una palabra precisa me aparta de la confusión. Escribo para llegar al lugar donde las dudas ya no son defensas ni huidas, sino brazos abiertos a los cómplices. Escribo porque a mi ansia de comprensión sólo la calma y la humaniza la constatación de sus límites. Escribo para encontrar utilidad a las heridas. Para que mi hija conozca lo que no supe o no me atreví a explicarle a la cara. Escribo porque los momentos en que escribo nunca son iguales entre sí, y me salvan de la rutina. Escribo porque la belleza no sólo consuela, sino que, además, es lo único que me permite mirar el dolor cara a cara. Escribo para que lo propio y lo ajeno se disuelvan. Escribo porque lo escrito es el disfraz más honesto y más cercano a la piel que conozco. Escribo para no dar nada por sabido."