Sonseca, 1984
“Galopa,
caballo cuatralbo,
jinete
del pueblo,
que
la tierra es tuya.
¡A
galopar,
a
galopar,
hasta
enterrarlos en el mar!”
RAFAEL
ALBERTI
Rafael Alberti
Merello nace en El Puerto de Santa María (Cádiz) el 16 de diciembre
de 1902. Hijo de Agustín y María, fue criado en el ambiente de una
familia numerosa (eran seis hermanos). Allí estudia en el colegio
San Luis Gonzaga, de los jesuitas. Alberti, incapaz de soportar la
disciplina del centro, no acabó el cuarto año de bachillerato y en
1916 fue expulsado por mala conducta.
En 1917 la familia se
traslada a Madrid. Visita el Museo del Prado, hecho que marcará para
siempre su vida. A partir de ese momento se dedica a pintar. En 1920
presenta su primera pintura en el Salón Nacional de Otoño. Una
noche de ese mismo año, ante el cadáver de su padre, Alberti
escribió sus primeros versos. Una afección pulmonar le llevó a
guardar obligado reposo en la sierra de Guadarrama. Allí comenzará
a trabajar en lo que luego será su primer libro, Marinero en
tierra. Ya nunca
volverá a dudar sobre su auténtica vocación.
A partir de ese momento,
iría introduciéndose en la Residencia de Estudiantes, donde conoce
a Federico García Lorca, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente
Aleixandre, Gerardo Diego y otros jóvenes autores que van a
constituir el más brillante grupo poético del siglo. En 1925 su
Marinero en tierra recibe el Premio Nacional de Literatura,
junto al poeta santanderino Gerardo Diego.
Tras una etapa de
profunda crisis existencial, por su precaria salud, la falta de
recursos económicos y la pérdida de la fe, el poeta asume sin
reservas el compromiso político con toda la vehemencia de que es
capaz. Participa activamente en las revueltas estudiantiles, apoya el
advenimiento de la República y se afilia al Partido Comunista, lo
que le acarreará graves enemistades. Para Alberti, la poesía se ha
convertido en una forma de cambiar el mundo, en un arma necesaria
para el combate.
En 1930 conocerá a
María Teresa León, la mujer que más honda huella dejó en él y
con la que compartió los momentos más importantes de su vida. Con
ella fundó la revista revolucionaria Octubre y viajó por
primera vez a la Unión Soviética para asistir a una reunión de
escritores antifascistas. El dramático estallido de la Guerra Civil
en 1936 reforzó aún más su compromiso con el pueblo. Enfundado en
el mono azul de los milicianos, colaboró en salvar de los bombardeos
los cuadros del Museo del Prado, acogió a intelectuales de todo el
mundo que se unían a la lucha en favor de la República y llamó a
la resistencia en el Madrid asediado, recitando versos urgentes que
desde la capital del país llegaron a los campos de batalla más
lejanos.
En 1939, ante la
inminente derrota del gobierno republicano, sale de España, junto a
María Teresa León, estableciéndose en Paris, en la casa de Pablo
Neruda, con quien, ante la amenaza de las tropas alemanas, en 1940,
deciden cruzar el Atlántico, rumbo a Chile. Más tarde, se traslada
a Buenos Aires donde nacerá su hija Aitana. En este país vivirá
hasta 1963, que vuelve a Europa. En estos 23 años, viaja por varios
países sudamericanos, dando conferencias. En 1963 se establece en
Roma, donde vivirá 14 años.
No regresó a España
hasta 1977. En junio de ese mismo año fue elegido diputado a Cortes
en las listas del PCE por la provincia de Cádiz, pero poco después,
en octubre, renunció al escaño. Fue distinguido con todos los
premios literarios que un escritor puede recibir en España, pero
renunció al Príncipe de Asturias por sus convicciones republicanas.
En la madrugada del 28 de octubre de 1999 murió plácidamente en su
casa de El Puerto de Santa María, junto a las playas de su infancia,
y en aquel mar que le pertenecía fueron esparcidas sus cenizas de
marinero que hubo de vivir anclado en la tierra.
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