todo hace pensar que
estamos perdiendo el norte y la paciencia
a la hora de contar a los
muertos y que sólo somos
un desierto inhóspito de
formidables dimensiones
en la historia mil veces
olvidada de los grandes diluvios
perseguidos por el ruido
estridente de los infortunados negocios
asediados tal vez por la
extraña pericia de los cheques sin fondo
y por la felicidad caduca
de las vacaciones pagadas
hemos venido a parar ante
este rótulo
supuestamente neutral de
los telediarios
unos pecados llaman a otros
y poco importa
el pececillo dorado del
desorden moral
que se esconde en la mesilla de noche
junto a la pólvora mojada y a los barbitúricos
que se esconde en la mesilla de noche
junto a la pólvora mojada y a los barbitúricos
las agencias de noticias
dan cuenta fríamente
del número de víctimas en
el territorio de gaza
ya no hay piedad ni
siquiera un segundo de esperanza
para estos niños que
construyen puentes
entre nuestra indiferencia
y nuestro olvido
mientras en la conciencia
queda flotando una nube
de lluvia inocente atrapada
entre el humo de las lamentaciones
entre el humo de las lamentaciones