en las delegaciones
consulares crece el desasosiego
y aumenta considerablemente
el tráfago de cartas diplomáticas
a través de la red que
difunden las hojas caídas de los telégrafos
todo tiende a su límite
inexacto de ostentación
como una camisa de fuerza
recién centrifugada
en el canal de noticias de
los últimos desperfectos
como un calendario anónimo
donde se echa en falta el mes de marzo
la población flotante de
los santuarios sigue fluctuando
entre más horizonte y
menos estramonio
nada queda al desaire de
los hermanos adventistas
ni siquiera las vírgenes
obscenas que desnudan sus pechos
para amamantar al dios de
la usura y del estraperlo
las cámaras legislativas
registran
cualquier movimiento
sospechoso tendente a la rebelión
y los ujieres depositarios
de ancestral parsimonia
apilan conciezudamente las
mantillas y los rosarios de sus señorías
en los armarios
frigoríficos de raigambre inquisitorial
ajenos al sentir de la cosa
pública los heliotropos
atrapan la vasta quietud de
los órganos confederales
los posos de café del
fondo monetario fabrican las interrogantes
que quedarán flotando en
el ciclo económico de anunciado declive
como un marasmo de
lubricados fusiles y advenedizos cónclaves
todo apunta hacia
localizados desalojos de evolución diurna
y aún queda por decidir la
hora y el disfraz aunque haya miedo
a la súbita judicatura de
los insensatos escombros
que apenas atienden al ave
maría de las incorrecciones
gesticulando en exceso y
anexionando anatemas
en el círculo ártico de
sus majestades mesopotámicas
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