no es todo gris en la tarde
sin brillo
mientras tiño acordes con
el rojo de la sorpresa
y abandono en la caja de
herramientas
las palabras inútiles que
nunca dicen nada de lo que somos
como insectos enfermos en
días de lluvia y escasez
cuando se ponga en marcha
la nave de los deseos aplazados
y dejen de cantar en la
plaza la hija del cura desde la torre del campanario
podremos por fin alzar los
brazos febriles
hacia el sol de los
exiliados
como un ramo de flores
húmedas y amarillas
cuando el tiempo detenga su
vértigo de compases
y tiemble la aguja de los
fértiles abriles
una niña vendrá con un
árbol desnudo entre los brazos
a cubrirnos de barro los
ojos inmersos en agua de rosas
no es todo gris en la tarde
sin brillo
y mientras los obreros
levantan sus puños y sienten
la angustia de vivir en la
frontera del hambre y la necesidad
de construir un mañana de
estrellas que amamante a sus hijos
las esposas ilustres de los
ilustres magnates se perfuman
con la ceniza de las
hogueras que arden en las barricadas
luego vendrán los lamentos
las excusas inútiles
como frágiles vestidos que
apenas aciertan
a cubrir nuestras desnudas
convicciones
pero no es más que la hora
sin nombre
el panegírico prometido
por los hombres de negro
cuando a solas se reúnen
para urdir su estrategia
y siembran de sal los
márgenes de nuestra estrecha existencia
no es todo gris en la tarde
sin brillo
mientras los desheredados
sigan saqueando
las despensas del imperio e
inunden
de peces de colores los
cajeros automáticos
es
tiempo ya de que el sol incendie los balcones
No hay comentarios:
Publicar un comentario