no pido más que una estrella
que disipe la sombra del miedo
mientras en la entraña del bosque
se camufla el invierno
no pido más que un martillo y una azada
mientras los epítetos copulan con el nombre de las algas
y hacen posible el crepúsculo de los esquiroles
no pido más que un fusil y un libro
para acometer la hazaña de derrocar la tiranía
y recuperar la dignidad perdida en las trincheras
no pido nada más que un paso al frente
a todos aquellos que aún aguardan indecisos
en la estela sudorosa de los mercaderes
no pido nada más que un pedazo de tierra
para honrar a mis muertos
y una cruz de palo
para atravesar el océano
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