al final dependemos siempre
de la lluvia
de los árboles plurales
que olisquean las nubes
de este sol a medio hacer
como los fundamentos
ideológicos de la clase
trabajadora
siempre con utopías
enredadas en las pestañas
siempre con un timbre de
voz que interpreta
el silencio de los
corazones rotos
como una roja semilla que
de pronto crece
en el puño cerrado de los jornaleros
dependemos de la tierra sedienta
del azul de las tardes sin
rostro
del silbido de las abejas
que se cuelan entre los racimos
de nuestra conciencia
que se cuelan entre los racimos
de nuestra conciencia
y si alguien pretende
abandonar la ceniza de los días
el tiempo tasado de
felicidad al borde
de cualquier acontecimiento entonces
vuelve la lluvia igual que el vino de las tabernas
de cualquier acontecimiento entonces
vuelve la lluvia igual que el vino de las tabernas
vuelven los soles de abril
y el árbol de pascua
y vuelven las cigarras que acompañan
el sueño de los
girasoles
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