nadie había previsto
que el fuego crepuscular de la palabra
venciese con audaz hechizo
las máscaras de hielo que ocultaban
nadie había previsto este regreso
este desenlace en que las órbitas concisas
de nuestra fragmentada trayectoria
viniesen a coincidir y a estallar
sordamente en nuestros labios
no lo habían previsto las estrellas
ni los pájaros que pueblan con sus cantos y sus alas
las estancias vacías de este invierno
no lo habían previsto los poetas
cuando tiemblan con la luz de las farolas
e inauguran con sus versos nuestra infancia
lunar y profunda de secretas sendas
no lo habían previsto nuestros genes
que navegan ajenos en la memoria de nuestra sangre
y nos empujan siempre hacia la orilla
no estaba previsto y sin embargo
el fuego no se extingue
en esta luz que ya no es nuestra
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