jueves, 12 de septiembre de 2013

casa de los poetas


hemos abandonado la inquietud del extremo occidente
para venir a abrazar la estola egipcia de nuestros antepasados
como pasajeros contumaces de un tren infinitamente lento
que ven alejarse en el velo de las horas los postes en desbandada
hacia un horizonte confusamente encendido en los argumentos
cuando apenas llevamos recorrida una esperanza
y aún no hemos derribado al monstruo de los pies de barro

hermanos el camino es largo y no conviene
precipitar la hora destinada a los ungüentos
tomad de una en una las áridas promesas y forjad
en el ultrajado vértice de los arrepentimientos
la antorcha encendida que alumbra la casa de los poetas

hoy no tenemos respuestas para tanta incertidumbre
hoy nos arden las manos hoy nos duele el silencio
hoy se escuchan las voces que retienen los muertos
y a través de la escarcha que anticipa febrero
se oye caminar a las proletarias hormigas
por la sombra del bosque como un ejército
caminando hacia el campo de batalla

tal vez deberíamos de aprender del acero y del exilio
y acometer la vía del predicamento
para presentir el fuego del amor en nuestros desangelados huesos
pero toda condena es así como un regreso
como un encuentro sin memoria fiel de los hechos
como una partida de naipes que el destino
juega sin querer contra nosotros

y entonces cuando el tiempo no acompañe
y las flores del querer se hayan derramado
en la ciega certidumbre de la fragua
podremos recoger las velas como un cóndor 
pues en todo este tiempo
sólo hemos podido aprehender
unos cuantos y hermosos versos

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