miércoles, 13 de enero de 2016

agosto

entre el silencio cómplice
de los arrepentidos
que buscan el consenso
tácito de las sombras
amanezco desnudo
sobre un lecho de espigas
con la mirada esquiva
de quién se sabe herido
he bajado a la fuente
de las resurrecciones
a interrogar al agua
a contemplar los campos
rebosantes de estrellas
como un cielo al revés
he aprendido sus nombres
y he soñado con ellas
para volver después
a la callada senda
donde habita la cálida
mansedumbre de agosto
con mis manos manchadas
de tinta violeta
y mis labios preñados
de luz y de materia
aquí busco el descanso
sin saber aún dónde
palpita la escritura
mágica de los dioses

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