hasta aquí llegó el niño
nace el hombre de pie
tímidamente en este
portal sin sombras
escondido en la raíz
de lo femenino tropiezas
con la urgencia de tu cuerpo
como una luz que te devora
el sol de la mañana fecunda
a la alcoba húmeda y fría
y funde en nuestro tálamo
todo el oro de su juventud
afuera lo absurdo erige
con su acostumbrada sordidez
un penacho de sombras
que adormece el destino
pero aquí adentro parece posible
una felicidad mínima el dolor
se esconde en los cajones
y en el balcón crece
una rosa desesperada y dulce
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