abandono la luz la herida abierta
el tiempo suficiente para respirar
fuera del agua y luego volver
a buscar los besos escondidos
detrás de los trémulos espejos
a descolgar los abrazos
de las ramas del nogal
a jugar entre las estatuas
del jardín ya en sombra
sólo así de esa manera
como las aves buscan la noche
y el azul de las horas más altas
como el vértigo feroz
de las últimas estrellas
creo en la soledad y en el delirio
mientras oigo crepitar la primavera
en la tierra feraz de vuestras manos
en el reflejo enamorado de vuestros ojos
me sorprende mi edad
mi patrimonio de días en barbecho
mi querencia hacia los gestos más sutiles
y acumulo entre mis párpados
con una vaguedad enorme
el sigilo de los gatos
que se asoman a mi sangre
siembro libros por las esquinas
señales ocultas de otro posible argumento
y abro con frenesí los armarios
buscando algún sueño intacto
prendido de mi memoria
entra el sol por la cocina
para calentar nuestros huesos
y yo voy y vengo del hogar
a la soledad de mis versos
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