un solitario auto avanza
por la calle desierta
la tenue lluvia
tintinea en los cristales
y un silencio incómodo
sacude el alma
abril se derrama
en los balcones
mientras sufrimos
este abrupto
zarpazo de realidad
que hace que la muerte
asome su feo rostro
en las residencias
de nuestros mayores
y en los hospitales
donde ángeles valientes
despliegan sus alas
y combaten sin armas
y sin miedo
aquí dentro
las horas se desploman
sobre el sofá
y florece la impotencia
entre los geranios
mientras
entre nubes negras
el sol lucha
por abrirse paso
somos tan solo
el tiempo que nos queda
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