Partiremos juntos una mañana
sin miedo sin reloj
sin mapa y sin nostalgia
dejando atrás los campos
de ceniza plateada
Más allá del trueno y de la sombra
más allá del grito y de la escarcha
más allá de lunas encantadas
plantaremos nuestro nido
construiremos nuestra casa
con luz de amaneceres tiernos
y brotes de hierba clara
Y el mar silbará canciones
en la tarde de esa infancia
¡Quédate conmigo esta noche
ámame hasta que llegue el alba!
De "Espejos de la nada" (Talavera, 1985)
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