tú
no eres como
los otros
me
reñía mi madre
cuando
ungido
por
el ansia de
estar vivo
pretendía
jugar
en la calle
correr
tras la pelota
y
el asma me vencía
fueron tiempos
difíciles
en
los que todos
éramos
pobres
y
el mejor regalo
era
una fuente
o
un pozo
en
la casa de
vecinos
iba
al colegio
con
ropa prestada
con
calzado de
viejo
y
con vergüenza de
niño
no
había coches
ni
bicicletas
sólo
carros
tirados
por mulas
para
repartir el pan
y
la gaseosa
no
había
supermercados
solo
algunas tiendas
de
ultramarinos
cuarto
y mitad
de
fideos entrefinos
y
una onza
de
áspero chocolate
la
vida
estaba
en la calle
y
yo me asomaba
tímido y expectante
así
aprendí
a
estar solo
tú
no eres
como
los demás
me
decía mi madre
y
tenía tanta
razón
que
ahora sigo
siendo
distinto
por
eso sueño
y
escribo versos
para
poder trascender
la soledad de
aquel niño
que aún hoy represento