Soy una chispa
en la tierra
un desahogo fugaz
del corazón que nos
piensa.
Ha sido ésta una semana negra para la literatura mundial. Al
fallecimiento del chileno Nicanor Parra y de la estadounidense Ursula K. Le
Guin, se sumó en las últimas horas el deceso a los 93 años de la poeta, ensayista y traductora nicaragüense
Claribel Alegría, a la que hace unos meses dedicábamos una entrada en este mismo blog, con un fragmento de su poema el abismo
Clara Isabel Alegría Vides nació el 12 de mayo de 1924 en la
ciudad de Estelí en Nicaragua. Su padre fue Daniel Alegría, médico
nicaragüense, y su madre, Ana María Vides, salvadoreña. Claribel siempre afirmó
que se sentía salvadoreña porque desde muy pequeña se fue a vivir con sus
padres a El Salvador. En este lugar le ocurrieron posiblemente las cosas que
más la marcarían, como el haber presenciado, a los ocho años, una terrible
masacre cometida contra miles de indígenas.
Vivió muchos años en Estados Unidos y contrajo matrimonio
con el escritor y diplomático estadounidense Darwin J. Flakoll, con quien
tendría cuatro hijos. En 1985 Claribel regresó a Nicaragua para ayudar a la
Revolución Sandinista en la guerra de agresión impuesta por los Estados Unidos.
Como escritora y poeta goza de fama internacional. Su obra
ha sido traducida parcialmente a 14 idiomas y ha recibido varios premios
internacionales, como el Casa de las Américas de Cuba en el año 1978 y el año
pasado fue galardonada con el XXVI Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
Quiero ser todo en el amor
el amante
la amada
el vértigo
la brisa
el agua que refleja
y esa nube blanca
vaporosa
indecisa
que nos cubre un instante.
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