los pájaros recogen las migajas
del atardecer en el lánguido otoño
y adivinan tras los cristales
nuestros pulcros sentimientos
el poeta emprende su camino
levanta su pedestal en medio del fango
y chapotea entre el humus salvaje
de la desolación
repletos los albañales
el agua sucia se adentra por los jardines
hasta las sedes parlamentarias
y los consejos de administración
de las grandes empresas
ellos miran por nuestro bienestar
se preocupan que nunca
salgamos de pobres y acumulan
el ávido fruto de sus rapiñas
en paraísos fecales
el poeta arremete contra los postes de luz
y contra los rascacielos
invocando la memoria de sus muertos
porque no merecemos tanta injusticia
la felicidad mientras tanto aguarda
en el calor de las panaderías
y en el alcanfor de los hospitales
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