los días van cayendo por su peso
y se amontonan los rostros
detrás de los espejos
los caballos alados circulan
por las autopistas del cielo
pero aquí abajo la edad
clava espinas en los párpados
de los hombres que sueñan con el fuego
de momento he dejado
de escribir a las estrellas
que un día de febrero
comieron de mi mano
mi sangre puebla
de nuevo las azoteas
y late en el pecho
de las mujeres intrépidas
y se amontonan los rostros
detrás de los espejos
los caballos alados circulan
por las autopistas del cielo
pero aquí abajo la edad
clava espinas en los párpados
de los hombres que sueñan con el fuego
de momento he dejado
de escribir a las estrellas
que un día de febrero
comieron de mi mano
mi sangre puebla
de nuevo las azoteas
y late en el pecho
de las mujeres intrépidas
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