ungido por la urgencia de
las uvas maduras
que sostienen el temblor de
la madrugada
sin apenas certeza del
humor de las abejas
suma y sigue como un clavo
ardiendo
en el imperio estéril de
la concupiscencia
sé que vendrán a reclamar
su parte
como hipócritas alas en la
superficie del nido
sé que acumularán asombro
y otros panes
junto al tótem sagrado de
amable apariencia
que invertirán el fulgor
de los días azules
en arañar la piel morena
de las aceitunas
sé que oscurece en lo
profundo del misterio
y que una esmeralda protege
de espíritus malignos
la gruta que nace en el
fulgor de la selva
sé que anidan buitres en
el sueño de los pobres
y que un terremoto de
incienso aguarda
su paciente dictamen entre
las salamandras
los tigres devoran
los restos de sal
entre las pálidas cenizas de la
batalla
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