se atusa el bigote como
ilustre barquero en la isla sin nombre
y en la misma ladera donde
publio cornelio escipión emiliano
sacó brillo a su espada y
a sus perros de caza
descubrimos con sorpresa
un arsenal de peces esmeralda
un arsenal de peces esmeralda
paciendo en la charca
lasciva del abecedario
cuántos nombres sin
fecha
cuánto amor en lata
cuánta estricta belleza
escondida en el sahumerio de la desesperanza
hemos venido hasta aquí
para irradiar nuestro gozo
para ensanchar la
generalidad de la circunferencia
hemos llegado hasta aquí
con los pies inmersos en la ignorancia
con la absurda creencia en
la resurrección de los números infinitesimales
cuando afuera no dejan de
humear los rescoldos
y la estólida presencia de
las cámaras analógicas
hacen posible un
reencuentro
hemos bregado a menudo en
las aguas
procelosas de indistintos
salvamentos
y hemos prendido en
nuestros ojales
la flor seca del último
advenimiento
hoy regresan descalzas y
enlazadas a las salas de prensa
las magnitudes aéreas del
mascarón ensimismado
y en los titulares amañados
del secuaz pregonero
se delatan las manchas de
sebo de sus genuflexiones
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