cuando en la sombra de los
portales
se amanceba la esperanza
breve de las ilusiones
y un pecho desnudo desvela
todos los enigmas
cuando fuera comienza a
crecer la maleza
y las hormigas reingresan
en la tarde luminosa
levantando las baldosas de
los salones
cuando sólo el viento nos
escucha y ya no somos
más que el murmullo de las
horas que desfilan
hacia los cráteres que la
tarde tiende en nuestras sienes
cuando invictos regresamos
a la sombra del hogar
y perecemos en la etérea
laguna de nuestra inocencia
es tal vez porque estamos
creciendo
y en el templo dorado
donde gobierna el otoño
podemos contemplar a través
de los cristales
la chimenea donde arden
nuestros corazones